lunes, 30 de julio de 2007

Restaurantes I, El Escaldón

Como saben todos los que me conocen, me encanta la cocina y por añadidura comer bien, pero desde que he decidido cuidarme, salir por ahí a cenar ya no es un apetitoso placer sino un lujo, por lo que intento elegir bien donde voy a ir. Esta vez me apetecía comida de mi tierra de nacimiento, así que me busqué un restaurante de comida canaria y tras liar a un amigo para que me acompafui a "El Escaldón" situado en la calle Cava Baja nº 29 del barrio de la Latina, justo enfrente de la Taberna Lucio. Para ser exactos, "El Escaldón" no es precisamente un restaurante, sino un bar que tiene una planta con unas mesas para servir cenas, destinando la de abajo a bar de "tapas" (ya hablaré de las tapas madrileñas en otro momento).

La primera sorpresa fue al ver la carta, cortita cortita como las mangas de un chaleco, pero con unos precios encaminados a que tengas tengas que pagar traficando con tus órganos, o dicho en castizo "pa que te cueste un ojo de la cara o un riñón". Visto los precios nos decidimos por el menú de degustación que a 35 € tenía buena pinta, pero ni eso, porque al tomarnos nota se me puso una cara de pardillo que no sé como no me la vio el dueño del sitio... de todos los platos que aparecían en el menú de degustación había que elegir 2 entrantes y un primero para repartir, un segundo para cada comensal y un postre que teníamos que repartir. Esa exigua cena, más dos cervezas a 3 por cerveza (que al final fueron Mahou porque cerveza canaria no tenían) y una copita (esta vez a precio standar de 4'5 )"per capita" sumaron 91 eurazos, ríete tú de los 40 ladrones... y no, no se me ha olvidado el pan porque no nos pusieron.

Los entrantes fueron una tabla de quesos (vulgo vulgaris por cierto, no os creáis que eran quesos canarios), unos 3 cuñitas de curado y otras 3 de tierno con una salsita color caramelo que nos dijeron que era también de queso, y las típicas patatas con mojo, 3 patatitas con verde y otras tres con rojo y para sacarle el sabor al mojo mejor mojar la patata en el aceitillo que quedaba en el plato y como sólo había de mojo rojo el verde te quedabas sin saborearlo.
El primero fue un paté con reducción de ro-miel, bueno si... pero el paté, porque la reducción ni la notabas si tenías suerte de pillar unas gotitas, poco más para comentar.
Con el segundo personalmente acerté, mi amigo eligió un bacalao que resultó ser aceptable, yo pedí conejo al salmorejo... y menos mal, me trajeron medio conejo bien empapado en salmorejo (11 trozos contamos y todos con más carne que hueso) y para colmo, coño estaba bueno y me salvó de irme con hambre de allí.
Del postre no esperaba nada porque lo había visto en la mesa de enfrente, una pirámide de chololate con corazón de chocolate blanco (que llaman Teide de chololate); para una persona puede ser aceptable pero para dos insuficiente, al menos estaba aceptable.

En resumen, si vuelvo me quedo en la planta de abajo, pero mirando antes los precios porque como sean los de arriba salgo por patas, y seguiré buscando un buen sitio para comida canaria en plan tradicional como la el restaurante Laguna Grande en el parque de Garajonay.

P.D: A ver si me consigo una cámara de fotos y acompaño estas crónicas con fotografías del restaurante y de los platos, aunque de éste en particular ya os digo yo que no prometo nada.

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